Sí, confieso que yo vive algunos años cerca de la hija predilecta del verano. No es algo que a mi reputación le venga bien, pero tengo que reconocer que la evidencia y la contradicción son los mejores cosméticos para la piel de un iceberg. Lady Ann es también la dueña absoluta de los grados centígrados, quien domina sus cambios de humor, quien mantiene a raya al invierno si un grupo de amigas se sientan a cenar. Su nombre oficial es Lady Ann, pero los que hemos estado sentados a su lado sabemos que tiene muchos sobrenombres, y que todos tiene que ver con el calor. Podría haber sido Lady naranja o Lady veinticinco grados, pero se me olvidaba decir que la naturalidad es sin duda un cuerpo invisible que la habita a diario, algo de lo que no presume pero no se cansa de regalar. Lady Ann es la reina de los movimimientos más humanos, ya sabéis, esos que siempre te ponen en peligro. Gracias Lady Ann.
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