lunes, 1 de agosto de 2011

EL CIELO COMO ESPEJO; CARTA ABIERTA A YOLANDA AGUADO

Querida Yoli:

Yo sé que eres lo suficientemente valiente para mirar al cielo y ver la realidad, una realidad que nada tiene que ver con esa parte inferior del cielo que tú te has inventado. Quizás es el momento de que cambies de postura y tomes el cielo como espejo. Ahí está tu nueva vida, lejos de tus maneras de avestruz, lejos de ese prototipo de mujer invalida que te ahoga simplemente porque tú la ves rodeando tu cuello con sus manos. Ya sé que me extralimito pidiéndote que cambies de postura, el anquilosamiento también comienza a destruirme a mí y te aseguro que detesto las primeras huellas del derrumbe.  Yo creo en ti, porque conozco el poder de tu risa, de esa inteligencia selectiva que pone a la trágica rutina en su justo lugar cuando estamos juntas. Y por ese largo conocimiento voy a pedirte que busquemos juntas ese nuevo lenguaje que le hable de ti a ese mundo exterior que por pereza, desidia o aburrimiento parece que ha dejado de buscarte. No te creas lo que ves a diario, la rutina es una de las versiones más brutales de la ceguera. Hazme caso , que aunque soy más pequeña que tú, sé bien de lo que hablo. Me gustaría, aunque no tengo los ojos azules de galileo, ser tu Jesús de Nazaret particular y  trabajar a diario para que se produzca un milagro y recuperes la vista. Gracias y perdona por estas líneas que seguramente no debí escribir nunca.
Besos súper.